El curso se acaba, los colegios se cierran y los padres se hacen la pregunta de si es necesario que sus hijos sigan haciendo deberes en verano. Respondemos a esta incógnita que tanto debate genera.
¿Conviene hacer deberes en verano?
Existe mucha polémica sobre este asunto. Algunos especialistas en educación están en contra, mientras otros consideran que es positivo, ya que crea un buen hábito de estudio.
Además, creen que sirve para asentar lo que los jóvenes han aprendido a lo largo del curso y seguir practicando cómo aprender, una destreza que es vital a lo largo de la vida.
Sin embargo, es importante tener en mente que los estudiantes han hecho muchos deberes a lo largo del año y es otro tema candente en años recientes; si es mejor llenar las horas después de clase con deberes o dedicarse a otras actividades, incluso a descansar, para poder desarrollar otras destrezas de la personalidad.
Parece que los expertos sí están de acuerdo en que los niños que no han alcanzado los objetivos académicos durante el año escolar deben realizar algunas tareas de recuperación en verano. Pero, ¿y el resto? Muchos expertos opinan que es beneficioso ofrecer actividades lúdicas con las que aprender sin imponer horarios y materias.
Los deberes” entendidos de forma clásica no son buenos en verano a no ser que tengan que recuperar alguna asignatura “pencada”. Al igual que las madres y padres deben descansar de su trabajo durante el verano, el joven también tiene la necesidad de cambiar sus actividades y su rutina. Esto no significa que deje de aprender durante esta época, simplemente lo hará de forma más lúdica.
Por eso un campamento de verano ofrece las mejores posibilidades para que un niño siga “aprendiendo” mientras cambia de actividades, y si encima puede hacerlo en un entorno de naturaleza, mucho mejor. El cambio representa algo muy positivo para el niño tanto de forma académica como de manera emocional.